a Sebastián Romero Basta de persecución a luchadores populares. Basta de presxs políticxs. Arriba lxs que luchan. LIBERTAD mundo cobremos conciencia de la ne- cesidad de organizar la lucha, nece- sariamente revolucionaria, que ponga freno al avance de la barbarie capita- lista . Una lucha que barra del poder a las patronales –decididas a sostener este sistema inviable como proyecto histó- rico– y con ello abrir camino a una so- ciedad superior, es decir, socialista, que desde un nuevo poder social y político ponga al alcance de todos el inmenso desarrollo alcanzado por la humanidad. Gira por el mundo, encuentro con la muerte Desde Estados Unidos, Inglaterra o Brasil, reconocieron abiertamente que morirán miles de personas como costo inevitable, pero que el ciclo produc- tivo debe mantenerse. Otros gobier- nos responden mejor al problema sa- nitario –con menos muertes– pero co- rren contrarreloj para evitar la caída total de la actividad económica que, igual que en aquellos, viene destru- yendo el tejido social con el hambre sostenido de amplios sectores. Más allá de esas importantes diferen- cias en las políticas implementadas, de conjunto, las burguesías preparan la salida a su crisis con más capitalismo, es decir, nuevos saltos en la explota- ción del trabajo humano y mayor concentración de los capitales , lo que arrastrará nuevas quiebras de empresas y millones de personas desocupadas que se sumarán a las existentes. Las disputas como “mayor o menor intervención del estado”, “proteccio- nismo o mundialización”, que cruzaban LSR Página 1 Liga Socialista Revolucionaria Santiago del Estero 159 piso 1 depto. 3 (1075) CABA 54-11-4381-6433 ligasocialistarevolucionariaar@gmail.com Facebook: Liga Socialista Revolucionaria LSR Instagram: Liga Socialista Revolucionaria QUE SE VAYAN TODOS los explotadores (nacionales e internacionales), sus agentes políticos, judiciales, militares, policiales, eclesiásticos, los burócratas y los represores. Para "que se vayan" HAY QUE ECHARLOS. REVOLUCION SOCIALISTA o MAS BARBARIE CAPITALISTA Buenos Aires - República Argentina Indice Nota editorial: No hay Aplausos para el Capitalismo 1 Cuarentena, represión y control social... 3 Coronavirus y emergencia sanitaria... Noticias de ayer 6 1°de Mayo: La tarea sigue siendo acabar con el capitalismo 9 Pandemia: Algunos comentarios 10 ¡No al bloqueo golpista imperialista contra el pueblo de Venezuela! 11 Coronavirus: Virus para muchos, Corona para pocos 11 De una trabajadora de la salud en los barrios de CABA ¿Quedarse en casa? 12 Boletín: Abril / Mayo 2020 No hay Aplausos para el Capitalismo 11/05/2020 H ace mucho tiempo que no se daba un salto brusco a un fu- turo tan incierto para la socie- dad. Antes de la declaración de la pan- demia, el capitalismo ya mostraba una crisis de grandes proporciones –con fuertes choques económicos y tendencia a la guerra– que ahora se multiplicó, acelerando los tiempos de todo. El mundo casi se ha detenido. El colapso económico mundial es una posibilidad real, inédita en la historia del sistema capitalista por su carácter mucho más global hoy. Se congeló la circulación de mercancías. Cayeron juntas –y en pi- cada– la oferta y la demanda mundial y el petróleo dejó de valer, agolpándose en los puertos de las capitales mundiales. Tres mil millones de personas –el 80% del sector productivo formal– fueron confinadas por una pandemia como hace siglos no se conocía, paralizando de he- cho el funcionamiento del sistema. Y las muertes se cuentan por miles pro- ducto de políticas al servicio de grandes monopolios de la salud privada, con su lógica de ganancia y no de salud, do- blemente criminal dado el desarrollo tecnológico y científico alcanzado hoy. En defensa de nuestra propia vida, más que nunca se vuelve imprescindible que los explotados y las explotadas del N O T A E D I T O R I A L los debates de la pelea por la orientación del capitalismo, se van resolviendo en los hechos, asistiendo los gobiernos a la población sanitariamente, pero sobre todo asistiendo financieramente a las empresas (petroleras y bancos) para evi- tar que sean arrastradas a la quiebra, como ya está ocurriendo con muchas de las pequeñas y medianas. De igual forma se implementan políticas de fi- nanciación para motorizar la inversión de industrias que hacen o harán punta en el crecimiento, como la tecnológica (que ya viene amasando fortunas gracias al consumo masivo de la comunicación virtual en este momento) y, por su- puesto, todo el crédito a las industrias ligadas a las causas y efectos de la pan- demia, empezando por las farmacéuti- cas, siempre listas a facturar fortunas cuando lancen la vacuna para prevenir la enfermedad. Seguramente también se asista a los conglomerados Bayer-Mon- santo, Cargill, etc., industrias de la agroalimentación y de la producción masiva de medicamentos, antivirales e insecticidas para animales en cría, cuyo hacinamiento descontrolado podría ser el origen del virus actual, como lo fue de los anteriores de acuerdo a informes de la OMS. No desconocen que con ello incuban futuras pandemias. La expulsión masiva de mano de obra (veinte millones de personas solo en Es- tados Unidos en dos meses), la precari- zación del trabajo formal (el que aún queda), la mayor pauperización del em- pleo que ya era precario, la eliminación de muchos derechos gremiales y con- quistas sociales conforman la “otra pata” de aquella salida a la crisis que prepara el capitalismo. Desde los mismos cír- culos empresariales declaran abierta- mente que estamos en el momento pro- picio –dado el “globo de ensayo” que significó el trabajo a distancia– para avanzar todo lo posible en las reformas laborales pendientes. Sobra decir que, en simultáneo, habrá un creciente uso de la violencia estatal para derrotar po- sibles estallidos sociales que se deriven. Argentina: los de siempre muestran la hilacha Un ajuste que ayer era impensado siquiera proponer –como la reducción de un cuarto de sueldo a millones de trabajadores y trabajadoras– se acaba de firmar en el lapso de media hora, con el pretexto del freno productivo consecuencia de la cuarentena. Esta acción de la CGT (apresurarse a dar una “prueba de amor” a los empresa- rios entregando parte del salario obrero) no es ninguna traición ni co- bardía: solo blanquea el historial de los aparatos sindicales cooptados por el Estado, desde hace décadas aboca- dos a colaborar con la estabilidad po- lítica y social del régimen desde el lu- gar que les fue conferido, controlando al movimiento obrero. Las otras centrales (CTAs) con ma- yores o menores diferencias marchan en igual sentido que la CGT, custo- diándole al Gobierno un “pacto so- cial” que solo el pueblo trabajador está obligado a cumplir. Las patronales se montan a la incerti- dumbre social por la pandemia para vol- car la crisis sobre la espalda de asala- riados y asalariadas (a pesar de que el Estado les sostiene la mitad del sueldo de cada trabajador), e incentivan la re- belión de sectores reaccionarios boico- teando la política de cuarentena del Go- bierno para volver a facturar ya mismo. El método no es nuevo: victimizarse, distorsionar o mentir abiertamente. Se victimizan , cuando los empresarios se ofenden porque a Paolo Rocca le dijeron “miserable” por echar, miserablemente, a 1.450 obreros en plena cuarentena. Distorsiona los números del gasto pú- blico poniendo en discusión los sueldos “de los políticos”; y miente , lisa y lla- namente , en el debate generado por el fallo judicial para descomprimir el sis- tema penitenciario, hablando de “libe- ración masiva de presos”. Para todo con- voca a cacerolazos y a una protesta en las calles que fracasó estrepitosamente. No obstante, esta política irá en esca- lada en busca, también, de que el Go- bierno ceda a una mayor represión social si la situación se complicara. Aquí y allá, hay salida y tiene costo ¿Se pueden olvidar las imágenes de las fosas comunes repletas de cuerpos como si hubiere una guerra, los camio- nes frigoríficos desbordando cadáveres a las puertas de los mismos hospitales donde los pacientes hacen fila para aten- derse, o los muertos apilados en las ca- lles de importantes ciudades, como ocu- rre en Estados Unidos y otros países? El horror ha quedado patente a los ojos del mundo. Esto es el presente. ¿Cuál es el futuro cercano para trabajadores y pobres en el sistema de la ganancia? Quizás por primera vez se esté viendo más claramente que la economía capi- talista tiene un carácter global, que afecta de manera global a la fuerza de trabajo y que los y las explotadas del mundo pagan y pagarán los costos LSR Boletín Abril/Mayo 2020 - Liga Socialista Revolucionaria - Bs.As., Argentina LSR Página 2 Cuarentena, represión y control social 19/05/2020 E n una situación social sin precedentes, los Estados nacionales tendieron a desplegar una serie de medi- das sumamente disímiles en extensión e intensidad, pero que en rasgos generales tienden a llevar un control más estricto del desplazamiento de la población. El estado argentino, impuso un aislamiento “social, preventivo y obligatorio” y tomó medidas para garantizar que la gente se quede en sus casas, las que incluyeron desde más policía en la calles, parando a transeúntes, conductores y pasajeros –en general que acuden a sus lugares de trabajo–, hasta ciber-patrullaje para medir el “ánimo social”. Esta política se acompañó mediática- mente, promoviendo la denuncia por lxs vecinxs de quie- nes no cumplen con el aislamiento. En su primer discurso anunciando la “cuarentena”, el Presidente argumentó que era una necesidad por la can- tidad de gente que una semana antes había salido en masa hacia la costa. Y se refirió a la pandemia en términos de “guerra contra un enemigo invisible”, que se encuentra potencialmente en cualquier lugar y puede atacar cuando sea –lo que remite a otros “enemigos” tan actuales como el “terrorismo”–. Desde un comienzo quedó claro que incumplir la me- dida tendría consecuencias penales y los infractores serían detenidos. A principios de abril eran más de un millón y medio las personas detenidas y demoradas en todo el país (Perfil, 7/4/20). La pátina de la solidaridad El lema “cuidate, cuidanos” hace referencia a pensar en el otrx, a entender que lo que hagamos puede tener consecuencias en el resto de la sociedad, en una palabra: a la SOLIDARIDAD. Sin embargo, va a contracorriente del sistema en que vivimos, que se rige por las ganancias para unos pocos a costa de las miserias de muchos, que fomenta la atomización de las relaciones sociales y el individualismo. Por eso no se puede querer pasar de la noche a la mañana a una conducta social opuesta, a “so- breponer el interés colectivo al individual”. Para que la cosa funcione, a quienes tienen el poder les resulta in- dispensable imponer una regla desde la autoridad estatal y respaldarla con la fuerza bruta: sin la pata represiva, sin el rol de la policía, esta sociedad difícilmente cum- pliría con el aislamiento a rajatabla como lo está haciendo, o no tan rápidamente como lo hizo (a 50 días, el acata- miento a nivel nacional se sostenía en más del 90%). La resolución horizontal en que la propia sociedad pueda darse reglas para lidiar con esta emergencia, que no impliquen una dimensión represiva, no es siquiera su- gerida. Una práctica solidaria colectiva real sólo podría ser posible en una sociedad distinta, dónde la prioridad la constituya el bienestar de las personas y no el lucro de unos pocos. LSR Boletín Abril/Mayo 2020 - Liga Socialista Revolucionaria - Bs.As., Argentina LSR Página 3 sociales, con su trabajo y con su vida. De todo esto no somos responsables. Pero sí está en nuestras manos que las clases dominantes (todo su sistema político y económico en el mundo) no sigan dirigiendo la sociedad , condu- ciéndonos, aún más, a la barbarie capi- talista, con una o diez plagas todavía peores –la guerra y el hambre lo son– que vendrán con mayores padecimientos para las clases explotadas. No se trata de salir de la crisis del capitalismo, sino de salir del capitalismo en crisis permanente Nos esperan grandes desafíos: en lo inmediato unificar aquellas luchas que serán inevitables y preparar la movili- zación social contra las patronales; en simultáneo, unificar las fuerzas políticas del socialismo revolucionario. En perspectiva, ante la magnitud de la debacle que se avecina, debemos to- mar la producción y las tierras en manos de las y los millones que las trabajamos y asumir todos los asuntos públicos bajo la dirección de una nueva clase social en el poder, empezando por barrer del mismo a las patronales y su estado. Esas son nuestras enormes tareas. El socialismo, el poder obrero y po- pular ejercido colectivamente y en las calles es ya una necesidad de vida, frente a la barbarie creciente que ofrece el capitalismo Liga Socialista Revolucionaria El falso “cuidado” policial En este marco, aprovechan para profundizar en lo que siempre han hecho: querer convencernos de que la policía es “necesaria” porque está para “cuidarnos”. Quieren convencernos de que vigilar, controlar y dar órdenes son formas de cuidado. Pero cuidar no implica acallar a otrx o negarle sus derechos, someterlo o ningunearlo. Cuidar es reconocer al otrx como semejante, en el marco de un vínculo caracterizado por el buen trato, el miramiento y la empatía. Pretender que las agencias represivas van a desplegar semejante tipo de vinculación cuando su ac- cionar implica violencia e imposición, con prácticas sis- temáticas que van desde el hostigamiento hasta la tortura y el asesinato, es una falacia. No obstante, el nivel de legitimación de las fuerzas de seguridad hoy ha llegado a niveles impensados. Lo que antes se daba fundamentalmente en villas y barrios ale- daños, y por “portación de rostro”, se extendió a toda la sociedad. En estas semanas las policías desplegaron ope- rativos que controlan el desplazamiento físico masivo de la población como no se veían hace décadas. Lograron que se acepte la idea de que está muy bien que te deten- gan, te pidan el documento dentro del colectivo o circu- lando por la calle, dado que esas intervenciones se pre- sentan e interpretan como un Estado “presente” cuidando a la población en su conjunto de quienes no cumplen con la cuarentena y de las consecuencias que eso podría traer. Es un gran logro de la burguesía que intentará ca- pitalizar, sobre todo, después de la pandemia. Al mismo tiempo, el reparto de comida en los barrios por parte de las fuerzas armadas, busca dar un paso más en la política de limpiar la sangre de los uniformes producto del geno- cidio cometido bajo la dictadura. En palabras del jefe del Ejército, General de Brigada Agustín Humberto Cejas, la lucha contra la pandemia puede ser una oportunidad que tiene hoy el Ejército para “...que haya una revalorización de los militares por parte de la sociedad en general. Mientras, como era de esperar, en los sectores donde ya existía la represión y el control, se profundizan y se hace más patente la triplicación de la presencia policial en las calles. Para lxs hostigados de siempre, lxs perse- guidos, lxs que habitan villas y barrios populares, el “cui- dado” de la policía se traduce hoy en más violencia que de costumbre. La ventana indiscreta El rebote social se expresa en las denuncias de vecinxs que también cumplen un rol de vigilancia tácito, denun- ciando a quienes consideran que no acatan con disposi- ciones del Gobierno, “colaborando” con el Estado en su rol de controlador. Las denuncias de la sociedad civil, la existencia de la delación, siempre son un componente importante en el despliegue de políticas masivas de inte- ligencia, acciones que encuentran un campo fértil en el individualismo imperante antes aludido. La línea de atención telefónica que el Estado puso para este fin recibe cientos de llamados por día. En el mismo canal de denuncia se mezclan tanto la “violencia institu- cional” como supuestas violaciones del aislamiento por particulares, confundiendo y equiparando hechos de una gravedad, y con un origen, muy diferente. Mientras tanto, en el INADI las denuncias por discri- minación también van en aumento: según datos de prin- cipios de abril, el promedio diario se había incrementado en un 40%. Más de la mitad (53,5%) estuvieron vincula- das a una lógica de “chivo expiatorio” en relación a la pandemia, hacia personas y grupos percibidos como más “peligrosos” respecto a la posibilidad de transmisión del virus. El 11% de los casos refirieron a situaciones de xe- nofobia por la nacionalidad y las de racismo hacia per- sonas de origen asiático aumentaron un 45%. La discri- minación también se orientó hacia quienes trabajan en el sector salud u otras actividades esenciales, y personas que contrajeron la enfermedad o sospecharon de pade- cerla, que sufren hostigamiento y amenazas para que se retiren de sus viviendas en edificios, por el supuesto ma- yor riesgo de transmisión. También registraron que el aislamiento obligatorio llevó a un aumento del 7% en malos tratos y discriminación hacia personas con disca- pacidad, impidiéndoles ingresar a supermercados o pres- tándoles una atención deficiente en las obras sociales. Sin dudas, detrás de la propaganda que busca instalar el modelo “asiático” de alto control sobre el desplaza- miento e interrelación de la población como el camino del éxito contra la pandemia, asoma la consolidación de la era del control virtual. Han trascendido detenciones basadas en publicaciones en redes sociales por supuesta instigación a cometer delitos, lo que nos remite directa- mente a las ocurridas durante el macrismo por casos si- milares (supuestas amenazas al presidente). La tarea de inteligencia de las agencias represivas del Estado sobre las cuentas virtuales se consolida y, más allá de preten- didos objetivos de medir “el humor social”, la potencia- lidad para recabar información sensible y personal en ese espacio se ha vuelto más real que nunca. Si hasta ahora la cantidad de información producida por nuestros celulares, cuentas en redes sociales, compras online y LSR Boletín Abril/Mayo 2020 - Liga Socialista Revolucionaria - Bs.As., Argentina LSR Página 4 cámaras de seguridad, entre otras, se presentaba como una avalancha de datos difícil de clasificar en su totalidad, es claro que los esfuerzos públicos y privados irán hacia consolidar el procesamiento de toda esa información de- sagregada por cada individuo, a la par de que se produ- cirán nuevas y mejores formas de recabar información. Ya se habla de múltiples aplicaciones que controlarán desde el desplazamiento en las calles hasta el distancia- miento dentro de las empresas. En esto ya hacían punta las firmas chinas, y con la explosión del mercado, es probable que consoliden su primacía en lo que aparece como un nuevo nicho estratégico. Ni liberación ni masiva Las protestas y represiones en las cárceles son sin duda una continuidad exacerbada en este marco, con sectores que piden endurecimiento de medidas y justifican las muertes y los heridos rechazando, sonoramente y con fuerte peso desde los medios hegemónicos, el otorga- miento de las prisiones domiciliarias (salvo para genoci- das) que ayudarían a limitar la crisis sanitaria en los pe- nales atestados de pobres. En marzo de 2019 el entonces ministro Garavano declaraba la emergencia carcelaria, admitiendo una sobrepoblación del 300%. Pero claro, se debía al “buen funcionamiento de la justicia” y no a una política de control social y encarcelamiento indiscrimi- nado de pobres. Según datos oficiales, hasta 2018 el total de detenidos a nivel nacional era de 94.833. Según el reciente fallo de Casación bonaerense, los casos beneficiados serían 2.300, o sea menos del 3% del total. El fallo no es nada original, por dar sólo algunos ejemplos, en Francia fueron benefi- ciados 11.000 detenidos, en Nueva York el 20% –unos 1.500– en marzo y lo mismo hicieron otros estados de Estados Unidos; en Italia se pasó de 61.320 encarcelados a 55.036 entre fines de febrero y principios de abril. Por su parte, la acordada de la Cámara de Casación Fe- deral dice expresamente que el beneficio, en el contexto del COVID-19, se podía otorgar en caso de situación de riesgo sanitario (revisando caso por caso), para mujeres embarazadas o que estén en prisión con sus hijos, y sim- plemente ratifica situaciones ya establecidas en el Código Penal respecto a quiénes no deberían estar en prisión o se encuentran en condiciones de obtener un beneficio por el tiempo cumplido de la pena o lo estuvieran gozando: per- sonas condenadas a menos de 3 años, con salidas transi- torias otorgada, en condiciones de solicitar la libertad condicional o asistida (a 6 meses de cumplir la pena), quienes superen los dos años de prisión preventiva o con prisión preventiva por delitos no violentos. Por ende, no es liberación ni es masiva, ni debería ser novedosa. Los jueces que firmaron el beneficio para algún geno- cida, violador o femicida, deberían dar cuenta de ello. Pero eso no cambia la realidad de que las cárceles están llenas de jóvenes pobres, en primer lugar por delitos con- tra la propiedad privada (esa por la que la burguesía pone el grito en el cielo cuando es atacada, cuando es ella quien nos ha expropiado de casi todo), y en segundo lugar, bastante lejos, por narcomenudeo. No es que faltan cárceles, lo que sobran son presos. Más de la mitad están con prisión preventiva sin condena; es una realidad que excede a la Argentina, y el número de detenidos seguirá creciendo porque es una política de Estado a nivel inter- nacional desde hace décadas. Como se puede ver, el sistema capitalista utiliza la pan- demia y la campaña del miedo para probar nuevos meca- nismos de control social y aceitar toda la institucionalidad represiva. Dependerá de la clase trabajadora y los sectores explotados sacar la conclusión de que la única seguridad que nos brinda este sistema es saber que debemos luchar a brazo partido por derrotarlo y salir de la barbarie en la que hunde al conjunto de la humanidad. Equipo Antirrepresivo LSR LSR Boletín Abril/Mayo 2020 - Liga Socialista Revolucionaria - Bs.As., Argentina LSR Página 5 Coronavirus y emergencia sanitaria... Noticias de ayer 10/05/2020 V uelvo a apuntes y notas escritos hace un mes, y no sé cuántos cambios hubo en relación a lo que en ese momento planteaba (*) . Preocupación por la falta de in- sumos, elementos de protección personal y protocolos o planes de contingencia claros para la actuación en salud, no solamente en espacios hospitalarios de internación y terapia sino también en el contacto cotidiano y necesario con las personas que se acercan a los equipos y efectores de salud, a quienes hay que vacunar, acompañar, dar res- puesta por alguna inquietud, entregar la leche, quienes tienen miedo y no pueden identificar si sus síntomas son de coronavirus o de la propia angustia. Como decía en marzo, con la bronca mal masticada, desde una salud que se mire como integral es inevitable pensar en las desigualdades y cómo impactan en las po- sibilidades de enfermar, atenderse... y en los riesgos de morir . En cómo las condiciones de vida y trabajo de gran parte de la población argentina y mundial no permiten im- plementar las medidas de aislamiento y prevención. Hay ya más de 500 personas con diagnóstico de COVID19 con- firmado en los barrios populares de la ciudad, con un cre- cimiento exponencial desde las primeras detecciones en los Barrios Mugica (ex villa 31) y Ricciardelli (ex 1-11- 14) principalmente, y ahora también en la 21-24, Zavaleta y villa 20 (esta última, en una comuna de las más pobres de CABA donde no hay hospital). Comenzaron a morir personas de allí, asesinatos por desidia e inacción del Estado de décadas de duración , con la absoluta respon- sabilidad de la gestión del PRO-Cambiemos en CABA. Los comedores reciben menos viandas o mercadería de la necesaria y prometida por Desarrollo Social (que ya eran insuficientes) mientras se multiplican diariamente las personas y familias que solicitan ser incluidas en esta asistencia y van a pedir la leche que se reparte desde los centros de salud porque quedaron sin trabajo o no pueden salir a trabajar. El cierre de las escuelas no contempla dispositivos de remplazo frente a la falta de espacios fí- sicos, recursos y personas para el cuidado de niñxs y adolescentes, y para que accedan efectivamente a los pa- liativos que se implementan desde el sector educativo para acompañar, con más voluntad de lxs trabajadorxs que recursos o estrategias reales. Ya incrementada la circulación comunitaria, surge el peso de las desigualdades en las posibilidades de enfermar, aten- derse y morir, considerando, por ejemplo, el impacto que tienen las enfermedades respiratorias todos los años, con o sin COVID19, por las condiciones de vida (hacinadas, mal alimentadas, sin ventilación ni luz del sol, con humedad y frío, etc.). Personas y familias a quienes se pone al mismo nivel con el “le ganamos entre todos”, con la misma responsabilización que se propone con el dengue (pro- blemática para la cual el GCBA suspendió todas las accio- nes con la excusa del aislamiento), negando e invisibili- zando las condiciones estructurales históricas que lxs afectan ... y que van a seguir empeorando con la que se viene, porque incluso si las medidas fueran efectivas ahora, en lo urgente, no revierten años, décadas de deterioro. En la ciudad, las primeras postas de vacunación antigripal para personas mayores fueron por fuera de las villas, de- jando sin stock por una semana o más a muchos centros de salud en esos barrios. Luego sí, llegaron las dosis y se or- ganizaron “desde arriba” las postas, como siempre, con criterios nunca consensuados con los equipos locales y las organizaciones que conocen el territorio y la pobla- ción y son/somos quienes intervienen/ intervenimos coti- dianamente y cuando los niveles centrales del gobierno de- saparecen sin dar respuestas. Así como se maneja todo, así como ahora implementan los “operativos de testeo”. Un sistema de salud colapsado y sin recursos se concentra como puede en este virus y poco más, mientras crecen los casos de dengue, las personas mayores y con enfermedades que las exponen a mayores riesgos en caso de transmisión del virus quedan menos acompañadas y vuelve a quedar en evidencia la absoluta insuficiencia de las posibilidades de abordaje y atención en salud mental y violencias. Imponen a los equipos de los centros de salud una lógica de trabajo de alternancia semanal por cohortes, sin imple- mentar testeos ni incorporar personal suficiente, lo que im- plica dividir y sobre-exigir a los ya magros equipos, difi- cultando sostener lo -poco- que se venía haciendo más allá de la detección y derivación de personas febriles o con sospecha de coronavirus, imposibilitando en gran parte la atención de controles para embarazadas, menores de 2 años o personas con enfermedades crónicas, o de acciones frente al dengue. LSR Boletín Abril/Mayo 2020 - Liga Socialista Revolucionaria - Bs.As., Argentina LSR Página 6 Existe un acuerdo parcial de parte de lxs trabajadorxs con la medida, entendiéndola como insuficiente pero ne- cesaria para reducir las posibilidades de transmisión “hori- zontal” del virus al interior de los equipos, en tanto siguen creciendo los casos en el personal (siendo la Argentina el país con una de las tasas más altas), y esta rotación permi- tiría evitar el cierre de los centros en caso de detectarse a alguien con COVID. Obviamente, la propuesta surgió luego de situaciones que evidenciaron las limitaciones en las me- didas y elementos de protección en el sector público, e im- plicaron el aislamiento de equipos completos en algunos centros de salud y servicios hospitalarios. Sin embargo, la desidia de la patronal pública y privada y los intereses económicos y políticos, muy alejados del cuidado, im- plican la subestimación de datos respecto a personas con el virus, y, en consecuencia, negarse a tomar las medidas correspondientes y a tiempo , tanto en equipos de salud como en ámbitos críticos como las residencias para mayores o geriátricos. Esta estrategia, sin embargo, no responde totalmente a los criterios epidemiológicos, ya que se requerirían rota- ciones cada dos semanas (respetando los tiempos de evo- lución de la enfermedad) y testeos al personal de salud. Y no solo eso. Implicaría, para ser efectiva, equipos de salud donde no hubiera pluriempleo (como sucede actual- mente, donde las personas necesitan combinar cargos en el ámbito público y privado, en distintas instituciones o en varias jurisdicciones) , con salarios adecuados para vivir dignamente con un único trabajo. Entonces, desde un sector del sistema público (el primer nivel) se plantea la rotación de personal pero esto no es posible de garantizar en el ámbito privado ni para trabajadorxs tercerizadxs (lim- pieza, seguridad, alimentación, etc.) cuyas empresas ame- nazan con no pagarles el sueldo si alternan las semanas de trabajo, ni articular con el nivel hospitalario (guardias se- manales o suplencias en hospitales públicos de quienes también trabajan en centros de salud). Así, la medida no impacta como se difunde en cortar la cadena de circulación, y sus limitaciones evidentes nos hacen pensar en los inte- reses de la imagen políticamente correcta de “cuidar a los que cuidan”, y en la lógica utilitaria y neoliberal de cuidar más los insumos que a las personas que los re- quieren . Menos personal por día, menos atención, menos uso de barbijos, máscaras, alcohol.... esos mismos recursos por los que se pagan sobreprecios una y otra vez (en un caso, 207 millones de pesos de más por 6 millones de bar- bijos tricapa). La contratación de urgencia de personal de medicina y enfermería, parte de quienes luego quedarían formando parte de la planta permanente del sistema de salud de CABA, es una señal más que clara de la insuficiente dota- ción actual, con o sin coronavirus circulante, al igual que el impedir a quienes trabajan en salud y tienen más de 60 años o hijes en edad escolar puedan acceder al beneficio de las licencias especiales por la pandemia y en función de las medidas de cuidado y prevención. Es un claro indicio del deterioro intencional a través de la no cobertura de los cargos libres por jubilaciones, licencias, etc.: nada se orienta a proteger al personal, sino a seguir explotando a los equipos y trabajadores . Del mismo modo, aún sin seguridad respecto al pago del bono (tramposo) para el personal de salud anunciado por el gobierno nacional, la pandemia resulta la excusa perfecta para dilatar las ya atra- sadas discusiones paritarias para el sector salud de la ciudad, pendientes desde diciembre de 2019. Mientras tanto, Rodríguez Larreta impulsó y logró la aprobación en Legislatura de la Ley de Emergencia Eco- nómica que implica otorgar facultades extraordinarias al poder ejecutivo (o sea, a él) para modificar las partidas presupuestarias, congelar salarios hasta diciembre, reducir personal y suspender nuevas contrataciones, desmantelar las políticas de vivienda (al reducir a la mitad las utilidades obtenidas por los juegos de apuesta destinadas al Instituto de Vivienda). Siguiendo la tendencia de los últimos 12 años de gestión, con reducción de los recursos de las áreas sociales a favor del maquillaje urbanístico y el equipamiento de las fuerzas represivas, el gobierno de la Ciudad destinó varios millones a pertrechar de armamento y equipos a un grupo especial antisaqueos de la policía local, argumentado posibles conflictos. Si bien puntos del proyecto de Emergencia Económica fueron eliminados en la negociación para lograr el necesario apoyo de un sector de la “oposición” (GEN, Evolución y el vergonzante Partido Socialista) -como el pago en cuotas de los sueldos o la suspensión de la ejecución de progra- mas-, en el Hospital Italiano, origen y “obra maestra” del Ministro de Salud Fernán Quirós (modelo de las transfor- maciones del sistema de salud de CABA), ya se anunció la baja de los sueldos del personal en medio de la pandemia, mientras otros servicios privados pagan en cuotas y adeudan salarios o amenazan con próximos recortes (incluyendo FLENI, del millonario Pérez Companc). ¿Qué haría falta para asistir adecuadamente esta pan- demia? Un sistema de salud universal, con recursos, con personal suficiente y condiciones dignas, con equipos acor- des a las necesidades locales, infraestructura de calidad, con un funcionamiento democrático donde la voz, saberes y experiencias de los y las trabajadoras y de la población LSR Boletín Abril/Mayo 2020 - Liga Socialista Revolucionaria - Bs.As., Argentina LSR Página 7 sean el eje para pensar las estrategias, donde se vea a la sa- lud en toda su complejidad; junto a una población bien cuidada y alimentada, con viviendas y condiciones dignas de vida y trabajo... lejos, muy lejos de lo que tenemos Sería necesario plantearse la unificación y centralización para la conformación de un único y real “sistema de salud” nacional con la totalidad de los recursos del sistema público, privado, de obras sociales y universidades, y el manejo de la producción de medicamentos y de insumos para la salud en forma sostenida, no solo como medida transitoria para atender la pandemia (como se hizo en otros países) sino como política de salud sostenida. Sería necesaria la solución de problemas estructurales, previos, como la urbanización de villas y asentamientos, el acceso a servicios básicos como agua potable y segura, gas, electricidad y cloacas, y la garantía del acceso a la atención de la salud de calidad y en forma continua, no solo frente a la urgencia y tapando agujeros. Pensar en la salud integral implica pensar en las con- diciones de trabajo, condicionadas por el afán de ga- nancias antes que por el cuidado de la vida (nada que nos extrañe si consideramos relevamientos como el del co- lectivo Basta de Asesinatos Laborales). Mientras se extiende la pandemia, muchas personas son obligadas a seguir tra- bajando sin los recursos para prevenir la transmisión al in- terior de fábricas, empresas o transportes, a incrementar sus horas de trabajo real en términos del promocionado “home office” o “teletrabajo” (diluyendo horarios, encua- dres, estructuras de responsabilidad), a trabajar con mayores niveles de incertidumbre y auto-explotación de manera in- dependiente o con la precariedad de sus situaciones incre- mentada y sumando el amedrentamiento y hostigamiento de parte de las fuerzas represivas (como en Rappi, Glovo, etc., en tareas de cuidado o domésticas asalariadas). Todo eso, también impacta en la salud a múltiples niveles. El miedo en relación al virus ha logrado el apoyo y con- senso hacia las medidas de aislamiento, incluso con un costado reaccionario y cuasi fascista en algunos casos, desde el “gorrismo generalizado”, amparado en las medidas represivas y de control, de quienes denuncian o amedrentan a vecinxs, personal de salud y transeúntes. Dentro de una misma lógica individualizante y persecutoria -escondida detrás de la solidaridad discursiva-, se responsabiliza a las personas por el cuidado y control de la transmisión: “Quedate en casa”, “al virus le ganamos entre todos”, “cui- darte es cuidarnos” nos dicen, evadiendo la responsabilidad del Estado y la importancia de lo colectivo y la solidaridad real para pensar y llevar adelante medidas efectivas. Impo- nen el aislamiento y aprovechan a sacar las fuerzas a la calle con el apoyo de buena parte de la sociedad, que de- nuncia, aplaude a la policía, pide más fuerzas y al ejército en las calles para controlar a sus vecinos y vecinas y repri- mir a quienes no pueden elegir quedarse o no tienen dónde. El “yo me quedo en casa” -YO, singular- avala la de- nuncia y penalización contra quienes -cada vez más, por despidos, suspensiones, recortes salariales- evaden sin alternativa el aislamiento obligatorio para comer y sobrevivir La idea de que el coronavirus es una “enfermedad de ricos y chetos turistas”, instalada en las primeras fases, se enfrenta hoy por hoy al discurso de que “el virus nos iguala a todos” que funciona tratando de diluir las distintas reali- dades. Lo democrático proclamado del coronavirus parece ser simplemente que empezó afectando a sectores de ma- yores ingresos... Lo democrático es que afecta a los ricos, no como la tuberculosis, las diarreas, el dengue, entre tantas otras , prioritarias de los grupos pobres, que matan más y todo el tiempo (directa o indirectamente). Pero la democracia del contagio del virus, va a resultar mucho más democrática en los barrios populares, villas, asen- tamientos , entre la gente que tiene que seguir saliendo a laburar como sea, en quienes viven hacinados, con 15 o 20 personas compartiendo un baño, con mala alimentación y problemas de salud preexistentes y mal tratados, sin agua. Hablar de distanciamiento, alcohol, guantes o tapabocas es de un cinismo escalofriante. Las medidas implementadas a nivel económico y social, como paliativos, no son más que irrisorios e insuficientes parches frente al deterioro de la situación de miles o millo- nes de personas, como el Ingreso Familiar de Emergencia de $ 10.000 -casi insignificante frente al costo actual de la Canasta Básica y Familiar de acuerdo con cifras del IN- DEC-, los incrementos transitorios de la Asignación Uni- versal por Hijo y los salarios sociales, o el programa de pequeñas obras en barrios populares, entre otras medidas anunciadas por el ministro de Economía, Martín Guzmán, para generar trabajo local frente a la caída de las changas. Un referente del progresismo en los medios planteaba que “para salvarnos hay que cambiar la cabeza”, desde los términos de la solidaridad y la lógica implícita del “capita- lismo humano”. Lo que hay que cambiar es el sistema (junto con las ideas en las cabezas), porque a menos que eso se consiga con la lucha, cuando el coronavirus sea controlado todos los demás aspectos vinculados a la explotación y la desigualdad van a seguir ahí, incluso peor, en el marco de la crisis, que no es producto de un virus sino del sistema. Débora Marco LSR Boletín Abril/Mayo 2020 - Liga Socialista Revolucionaria - Bs.As., Argentina LSR Página 8 1º de Mayo: La tarea sigue siendo acabar con el capitalismo E ste 1° de Mayo encuentra a la clase trabajadora en un contexto inédito. Un tercio de la población mun- dial se halla en mayor o menor medida confinada en su vivienda, buena parte trabajando a distancia y haciéndose cargo de una porción de los costos patronales; otra parte viviendo en la incertidumbre sobre el futuro de sus tra- bajos o si cobrarán sus salarios, en todo o en parte; mien- tras que otros muchos, ya empobrecidos y precarizados de antemano, son empujados a decidir si se arriesgan a la posibilidad de enfermarse (y hasta morir) de corona- virus o a la certeza de no poder sustentar sus necesidades vitales mínimas. Las primeras consecuencias sanitarias, sociales y económicas de la pandemia son apenas la punta de un iceberg que hunde sus raíces en la creciente barbarie de un régimen social cuya razón de ser es la obtención de ganancias por unos pocos a costa de la explotación de las mayorías. Luego de años de desguazar y privatizar el sistema pú- blico de salud mundial para convertirlo en un negocio más, la mayoría de los gobiernos más tarde o más tem- prano resolvieron que el método más efectivo para dis- minuir la propagación del virus es el aislamiento social, como si viviéramos en la Edad Media. Las miles de muer- tes son, en parte, producto de políticas al servicio de los grandes monopolios de la salud privada para los cuales la prevención es un gasto y la enfermedad es ganancia ase- gurada. Esta lógica guiada por beneficios económicos sin importar la salud ni el bienestar de la población es doble- mente criminal teniendo en cuenta el desarrollo tecnoló- gico y científico alcanzado hoy. Mientras las condiciones de vida de millones se de- rrumban día tras día, se pone de relieve una realidad ino- cultable: que son los