Unspeakable World Moonatic March 2022 1 La idea de este texto es hablar de aqu ́ el mundo que se encuentra previo a las palabras, el mundo al cual solo podemos acceder directamente, cualquier pertur- baci ́ on generada por una reflexi ́ on desv ́ ıan nuestra mirada hacia algo que no es aquello que est ́ a presente. ¿Por qu ́ e hay que ir a ese mundo primitivo? ¿Por qu ́ e deshacernos de las herramientas y habilidades que hemos adquirido a lo largo de nuestro desarrollo, como el lenguaje y los conceptos? El lenguaje es im- portante porque nos permite comunicarnos, pero el lenguaje emerge del mundo que percibimos directamente, el cual no puede ser entendido como una suma de partes, en el que el total determina a las partes. El lenguaje nos permite ver las partes, pero estas partes fueron construidas por nosotros, podemos percibir tantas partes como tantos conceptos y t ́ erminos tengamos para referirnos a ellas, para crear distinciones. El peligro del mundo de los conceptos es que se puede convertir en una c ́ arcel, una c ́ arcel que parece un palacio. Parece tener todos los secretos del universo, que si encontramos el lugar adecuado podremos tener la verdad ante nosotros. Es un palacio tan hermoso que podemos recorrer sus cuartos durante toda nuestra vida, encontrando hermosos objetos y relaciones entre ellos. Es tan hermoso que nos podemos olvidar del mundo que contiene al palacio. En el palacio s ́ olo podemos percibir cosas finitas, una cantidad finita de cuartos con una cantidad finita de objetos, puede ser una cantidad enorme pero es finita. ¿Qu ́ e pasa cuando salimos del palacio? Podemos mirar al cielo. En el cielo parece que no hay tantos objetos como los hay en los inmensos cuartos del palacio, no podemos percibir partes que lo constituyen, no podemos tomar algo en nuestras manos y decir ”poseo este objeto en mis manos”, pero cuando no hay nada que poseer el deseo mismo desaparece. Cuando vemos el cielo no vemos partes, no vemos cosas. Cuando realmente vemos el cielo no lo vemos, lo tocamos. Nos abrimos a el, desaparecen las fronteras que nos distinguen, ya no es un ser viendo a un mundo, sino un ser en el mundo. Cuando vemos a trav ́ es del lenguaje fragmentamos al mundo en objetos que pueden ser descritos a partir de sus propiedades. Pero las propiedades no s ́ olo son las partes del objeto, sino tambi ́ en su contexto. Un martillo no es un objeto con una cierta forma, es algo que tiene un uso. Si puedo usar algo como un martillo entonces puedo afirmar que es un martillo. Pero no uso algo como martillo solo porque puedo, sino porque quiero realizar algo. El significado est ́ a constituido por el entorno, el entorno no es una parte, es el fondo de la figura. No lo percibimos de la misma manera que a los objetos de nuestra consciencia, pero los objetos son lo que son porque se encuentran dentro de un contexto. Cuando nos enfocamos en las figuras, en los objetos y sus propiedades, las nombramos y buscamos entenderlas a partir de lo que podemos decir de ellas, nos olvidamos de su contexto, y a ́ un haciendo el esfuerzo de incluir al contexto siempre habr ́ a alguna variable que permanece oculta. Cuando soltamos a los objetos y habitamos el contexto, el significado emerge naturalmente, la experiencia hace sentido. Y que sabroso es cuando las cosas hacen sentido, se siente una cierta ligereza, podemos descansar y habitar nuestro espacio. Es nuestro porque se refiere a nosotros, pero tambi ́ en somos parte de ́ el, lo afectamos y somos afectados. Habitarlo es estar en una relaci ́ on harm ́ onica con nuestro ambiente, estar habitado es estar en una relaci ́ on harm ́ onica con 2 nuestro ser. Dos caras de la misma moneda. Podemos percibirnos como algo distinto al ambiente, nuestro cuerpo est ́ a realizando un proceso que nos permite distinguirnos del ambiente, si termina el proceso perdemos la capacidad de ser distinguidos. En esta capacidad de ser distinguidos se encuentra el gran peligro de entrar a la c ́ arcel que parece palacio. Al distinguirnos podemos referirnos a nosotros, y al referirnos a nosotros podemos designar una palabra que se refiera a nosotros, un objeto del lenguaje. Esto tiene gran utilidad en el proceso de comunicaci ́ on, pero el problema es cuando creemos que la persona puede y es descrita a partir de palabras. En ese momento nos olvidamos que la palabra vino despu ́ es, que el ser se escapa de explicaciones del lenguaje, y cuando nos hemos olvidado de esto entonces buscamos al ser en el lenguaje, el ser ha sido objetivizado. Un objeto puede ser descrito a partir de sus propiedades, as ́ ı que al ser objetivizados nos comprendemos a trav ́ es de propiedades, que son m ́ as objetos. Nuestra forma de percibirnos es a partir de aquello que puede ser percibido cuando percibimos un objeto, pueden ser propiedades materiales pero tambi ́ en sus usos. Somos lo que tenemos, lo que hacemos, para lo que servimos. Y cuando nuestro significado se encuentra en estas propiedades entonces tenemos contacto con nosotros a partir de una percepci ́ on externa, nos vemos a partir de como podemos ser vistos. Aqu ́ ı la visi ́ on es importante, porque cuando vemos distinguimos objetos del entorno, reconocemos sus roles dentro de un proyecto mas grande. Esta objetivizaci ́ on trae la ilusi ́ on de que podemos definir nuestro ser a partir de nuestras propiedades y usos. Nuestro significado se vuelve algo que tenemos que a ̃ nadir, no es algo que est ́ a dado por el simple hecho de que existimos. Regresar al mundo natural, al mundo previo al lenguaje, es mirar al cielo, es reconocer nuestro significado en lugar de justificarlo y describirlo. 3