íí-t*" "í^^^^í G^<e íWf / JÜNTÁ PARA AMPLIACIÓN DE ESTUDIOS É INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS MUSEO NACIONAL DE CIENCIAS NATURALES FAUNA IBÉRICA MAMÍFEROS POR ÁNGEL CABRERA % 'nicíOt MADRID 1914 FAUNA IBÉRICA JVLAMÍFEROS JUNTA PARA AMPLIACIÓN DE ESTUDIOS É INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS INSTITUTO NACIONAL DE CIENCIAS FÍSICO-NATURALES FAUNA IBÉ:RICA a^ <> .., /^ice, /y/ó- MAMÍFEROS ANGKL CABRERA CABALLERO DE LA ORDEN CIVIL DE ALFONSO XII MIEMBRO CORRESPONDIENTE DE LA SOCIEDAD ZOOLÓGICA DE LONDRES Con veintidós láminas en colores y ciento cuarenta y tres grabados, por el mismo autor MUSEO NACIONAL DE CIENCIAS NATURALES HIPÓDROMO. -MADRID I9I4 Madrid.- Imprenta de Fortanet, Libertad, 29. -Teléfono 991. Á MI AMADA ESPOSA DEDICO ESTE LIBRO, COMO RECUERDO DE LAS EXCURSIONES QUE JUNTOS HEMOS HECHO PARA CAZAR Ó PARA ESTUDIAR MUCHOS DE LOS SERES QUE EN ÉL SE DESCRIBEN PREFACIO El presente libro no es otra cosa que un catálogo descripti- vo de todas las especies y subespecies, ó razas geográficas, de mamíferos que hasta el día se han encontrado en España y Portugal, acompañado de claves para facilitar la rápida identificación de los mismos, y de cuantas figuras pueden servir para hacer más inteligibles las descripciones. Al es- cribirlo, no he pretendido hacer un libro ameno ni divertido, sino un libro útil y práctico, procurando subsanar, en la me- dida que me ha sido posible, la falta que en la literatura cien- tífica había de una obra que permitiese reconocer y clasificar los mamíferos de la fauna ibérica. Verdad es que esta fal- ta ha quedado hasta cierto punto salvada con la reciente apa- rición del Catalogue of the Mammals of Western Europe, de G. S. Miller, publicado en Londres cuando yo tenía más que mediado mi manuscrito; pero la obra del eminente zoólogo norteamericano, á más de estar escrita en idioma poco fami- liar para los españoles y en estilo demasiado técnico para que pueda ser de utilidad general, no se ocupa más que de las especies terrestres, describiendo detalladamente sólo las re- presentadas en la colección del Museo Británico, y como es natural en un tratado referente á una fauna más extensa, no consagra á nuestros mamíferos tanta atención como si fuese un libro que versase exclusivamente sobre ellos. En las páginas que siguen, el lector encontrará descritos VIII PREFACIO todos los mamíferos que viven en su estado natural de liber- tad en la Península Ibérica é islas Baleares, y en sus costas, incluyendo los cetáceos, que, en mi concepto, deben figurar en nuestra fauna con el mismo derecho que las aves pelági- cas y las de paso, que ningún ornitólogo excluiría de ella. In- cluyo también la mona de Gibraltar, que otros autores no quie- ren considerar como europea, pretendiendo que es una espe- cie introducida. No hay pruebas de que lo sea; y aunque las hubiese, no veo motivo para negar un puesto entre los ma- míferos de Europa á la mona, que vive en el Peñón desde tiempo inmemorial, cuando ese puesto se le concede á la rata, de la que consta que es una especie recientemente inmigrada. En cuanto á los mamíferos domésticos, aunque su estudio es más bien del dominio de la zootecnia que del de la zoología pura, á modo de apéndice doy una lista de los que hay en la Península, pero limitándome á las razas verdaderamente ibé- ricas y omitiendo, por tanto, las importadas del extranjero para mejoramiento de las nuestras ó por puro capricho. Me ha parecido que, en buena lógica, ni en este apéndice ni en el cuerpo del libro debía dar entrada á los camellos mal lla- mados salvajes del bajo Guadalquivir, que en realidad no son sino cimarrones resultantes de un ensayo fracasado de acli- matación del camello como animal doméstico. No hay más razón para considerar estos animales como españoles, que la que habría para incluir en nuestra fauna ornitológica los ñandús que vagan en libertad por la Casa de Campo. Sería mi deseo que este libro fuese útil, no sólo para el naturalista profesional, sino también para el simple aficiona- do, para el estudiante, para el ingeniero de montes, para el cazador, para todo aquel, en fin, que por oficio ó por placer haya de estar en contacto con la Naturaleza. He ahí por qué he creído conveniente dar, en la Introducción, una ligera idea de la organización de los mamíferos, deteniéndome especial- mente en aquellas partes que mejor deben conocerse para PREFACIO poder apreciar los caracteres diferenciales, y explicando al- gunas voces técnicas que de otro modo no podrían emplearse sin riesgo de obscurecer las descripciones. El hombre de ciencia, si necesita su tiempo para otra cosa más útil ó más agradable, puede pasar por alto esas nociones, así como los párrafos consagrados á la clasificación de los mamíferos en general, pues ni unas ni otros habrían de enseñarle nada nuevo. Igualmente he tenido en cuenta las diferentes clases de lectores que puede tener el libro, al añadir á la sinonimia científica de cada mamífero sus nombres vulgares ó locales, que acaso á muchas personas les parecerán los más intere- santes. El plan adoptado para las descripciones, es el mismo que desde hace algún tiempo vengo siguiendo en todos mis tra- bajos de sistemática: diagnosis, con los caracteres más esen- ciales para reconocer la especie; descripción detallada de sus caracteres externos y craneanos, que son los que se apre- cian en los ejemplares tales como llegan á las colecciones; distribución geográfica, y observaciones sobre historia de la especie ó subespecie, sobre su sinonimia ó sobre su género de vida. En este último punto, por razones de brevedad y por la índole misma del libro, he sido muy parco, limitándo- me á hacer breves indicaciones acerca de los sitios donde vive el anim.al en cuestión, de su reproducción ó de su régi- men, sirviéndome para ello de los datos que yo mismo he re- unido en mis excursiones y de los que me han comunicado observadores fidedignos. En las descripciones, en cambio, he procurado no omitir ningún detalle. Salvo en contados casos, en que están hechas sobre animales vivos, me he ser- vido para hacerlas de ejemplares recién muertos ó de los que se conservan en el Museo Nacional de Ciencias Naturales, en mi colección particular y en otras colecciones públicas ó privadas, incluyendo las de varios gabinetes de Universida- des é Institutos españoles. Las medidas se refieren siempre PREFACIO á un solo ejemplar, ó á lo sumo á dos, macho y hembra, cuando hay gran diferencia de tamaño entre ambos sexos, habiendo procurado siempre elegir ejemplares que represen- tasen el término medio para sus respectivas especies ó ra- zas. Esto, y el haber hecho uso, siempre que he podido, de ejemplares frescos, ha sido causa de que con frecuencia las medidas del cráneo correspondan á otro ejemplar; pero en tal caso, he buscado dos animales procedentes de la misma localidad, ó de localidades muy próximas, para evitar el ries- go de que algún día un estudio más profundo, obligando á establecer nuevas razas geográficas, venga á probar que las dimensiones externas pertenecen á una subespecie y las craneanas á otra. Cuando no se advierte lo contrario, las me- didas han sido tomadas por mí. Excepto para los cetáceos, cuyas dimensiones se expresan en centímetros, la unidad empleada ha sido siempre el milímetro, aun tratándose de especies de gran tamaño, con objeto de evitar las confusio- nes á que podría dar origen el frecuente cambio de unidad métrica. Algunos lectores encontrarán tal vez nuevos ó ex- traños los nombres con que en mis descripciones se de- signan algunos colores, pero esto no es sino una consecuen- cia de la exactitud y minuciosidad que el estado actual de la ciencia exige en estos trabajos de sistemática. Hoy ya no pueden emplearse, para describir la coloración, términos tan vulgares, pero tan vagos, como «pardo», «gris», «rojizo», y de aquí que haya que servirse de nomenclaturas cromáticas convencionales, en las que cada matiz se designa con un nombre diferente. Yo he adoptado la propuesta por Ridgway en su obra A Nomenclature of colours for naturalists, por- que, además de dar los nombres de los colores con su tra- ducción castellana, es la que actualmente emplean casi to- dos los especialistas en mamíferos. Por lo demás, no creo que haga falta un gran esfuerzo de imaginación para com- prender, al menos muy aproximadamente-, el sentido de PREFACIO XI tales nombres, pues á cualquiera se le alcanza que «pardo clavo», ha de ser un color semejante al de esta especia, «ante crema», un matiz intermedio entre el color de la crema y el de la piel de ante, et sic de cceteris. Las ilustraciones de este libro son originales, á excepción de cierto número de las referentes á los cetáceos, orden en el que he estimado conveniente prodigar las figuras por lo mis- mo que sus restos, menos fáciles de obtener y de conservar que los de otros mamíferos, no son frecuentes en las colec- ciones. Las figuras 91 á 93, 96á98, 104, 108 á 110, 112, 117 á 123, la 127 y la 128 en parte, la 132, la 140 y la 141 las he copiado de fotografías que me ha facilitado la Estación de Biología Marina de Santander; las figuras 94, 105, 106 y 126, de dibujos del natural que en la misma Estación se conser- van; las 113 y la 114, de dibujos publicados por el Dr. Bra- sil; la 116, de una lámina de Flower; la 127 y la 128, en par- te, de grabados de un trabajo de Lillie; la 129 es copia de un dibujo del Dr. Ivés Delage, con alguna ligera modificación; la 131, lo es, en parte, de una fotografía del mismo autor, y en parte, de un dibujo publicado por Fischer; las figuras 138 y 139 están hechas teniendo á la vista dibujos del Dr. Raco- vitza, y la 143 se ha copiado de un grabado de Gaseo y una fotografía publicada por Andrews. No debo terminar este Prefacio, aun á riesgo de alargarlo demasiado, sin hacer constar públicamente mi gratitud hacia cuantas personas han contribuido á facilitar mi labor, y muy especialmente hacia Mr. Oldfield Thomas, del Museo Británi- co, y Mr. Gerrit S. Miller, del Museo Nacional de los Esta- dos Unidos, que amablemente han contestado á diferentes consultas y me han resuelto más de una duda; á D. José Rio- ja, director de la Estación de Biología Marina de Santander, que ha puesto á mi disposición los materiales de cetáceos que en la misma se conservan; á los notables taxidermistas D. José y D. Luis Benedito, de Madrid, y D. Luis Soler, de XH PREFACIO Barcelona, por haberme permitido examinar ejemplares que han pasado por sus talleres; al Excmo. Sr. Conde de San Juan de Violada, por datos acerca de distintos mamíferos de la región pirenaica, y á los Sres. D. Cándido Bolívar, don Mariano Faura y D. Jorge Lauffer, por haberme proporcio- nado ejemplares que han enriquecido notablemente mi colec- ción particular. Y de justicia es también que desde aquí dé las gracias más cordiales á la Junta de Ampliación de Es- tudios é Investigaciones Científicas, sin cuyo generoso des- prendimiento acaso este libro no habría pasado nunca de la categoría de proyecto. Madrid, 2 de Abril, 1914. A. Cabrera.