Hacer Amigos para Dios: Una Reflexión introductoria a la LES de este trimestre Por: Carlos Ramírez “El siguiente día otra vez estaba Juan, y dos de sus discípulos. Y mirando a Jesús que andaba por allí, dijo: He aquí el Cordero de Dios. Le oyeron hablar los dos discípulos, y siguieron a Jesús. Y volviéndose Jesús, y viendo que le seguían, les dijo: ¿Qué buscáis? Ellos le dijeron: Rabí (que traducido es, Maestro), ¿dónde moras? Les dijo: Venid y ved. Fueron, y vieron donde moraba, y se quedaron con él aquel día; porque era como la hora décima. Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan, y habían seguido a Jesús. Este halló primero a su hermano Simón, y le dijo: Hemos hallado al Mesías (que traducido es, el Cristo). Y le trajo a Jesús.” (Juan 1:35-41) No existe nada más satisfactorio para un cristiano que la experiencia de compartir su fe con los demás. Sin embargo, muchos de los que profesan seguir a Cristo tan solo se limitan a “oír” y “conocer” acerca de su labor misionera y prefieren no comprometerse completamente con esta. Es lamentable que muchos no hemos logrado comprender la real importancia de testificar de Cristo y evangelizar a otros con el evangelio. Por una parte, hay cristianos que consideran a la testificación como un “programa” o “evento” especial de la iglesia, la cual debe desarrollarse solo en determinadas fechas del año, y no como un estilo de vida y practica constante. Existe otro grupo que la consideran como una tarea propia de los ministros y líderes religiosos de la iglesia. Por lo tanto, creen estar exonerados de esta obra y esperan que otros la realicen por ellos. Frente a esta realidad, el evangelio de San Juan 1:35-41 contiene el ejemplo ideal de testificación y evangelismo. El personaje es Andrés. Estudiar la forma y método como este discípulo compartió su fe en Dios con los que le rodeaban, nos lleva a involucrarnos también y participar del gozo de “hacer amigos para Dios”. Quien era Andrés Andrés es conocido como Protocletos “el primero que fue llamado por Jesús”. [1] Su nombre significa “varonil” o “vencedor”. Él era pescador en el mar de Galilea y había nacido en Betsaida, en Galilea, y residía en Capernaún. [2] Andrés era una persona común. En el Nuevo Testamento, su nombre es mencionado, apenas, doce veces; a diferencia de Pedro, su hermano, cuyo nombre es mencionado 153 veces. [3] Al llamar a Andrés para el ministerio, Cristo no lo hizo porque buscara a una persona extraordinaria y brillante; sino, a alguien que tuviera un corazón sensible a su llamado. Esto es notorio en el momento cuando Juan el Bautista apuntó a Jesús como el Mesías. Andrés no tuvo dudas en dejar todo y seguirlo. [4] El encuentro entre Jesús y Andrés El encuentro entre Andrés y Jesús inicia de la siguiente manera: “El siguiente día otra vez estaba Juan, y dos de sus discípulos. Y mirando a Jesús que andaba por allí, dijo: He aquí el Cordero de Dios. Le oyeron hablar los dos discípulos, y siguieron a Jesús. Y volviéndose Jesús, y viendo que le seguían, les dijo: ¿Qué buscáis? Ellos le dijeron: Rabí (que traducido es, Maestro), ¿dónde moras? Les dijo: Venid y ved. Fueron, y vieron donde moraba, y se quedaron con él aquel día; porque era como la hora décima”. [5] En este pasaje encontramos a dos discípulos de Juan el Bautista que decidieron seguir a Jesús. Esto ocurrió en el tercer día de la primera semana de ministerio de Jesús. Uno de ellos era Andrés. Cuando Jesús vio que lo seguían, Él se vuelve a ellos y les pregunta: ¿Qué buscáis? Esta pregunta era decisiva y nos enseña mucho acerca de las verdaderas razones por las cuales nos acercamos a Cristo. En aquella época existían muchos líderes y la gente buscaba identificarse con una causa o propósito en su vida. Muchos judíos buscaban a líderes que los condujeran a la liberación de su nación de la opresión romana a través de la espada como los Zelotes, otros buscaban disertar acerca de doctrinas y diferencias creencias como los fariseos, [6] otros solo querían influir en su nación introduciendo la cultura griega como los judíos helenistas, otros buscaban ambición y poder político como los saduceos. En fin, cada uno buscaba a sus líderes de acuerdo a sus intereses, por tal motivo Jesús les pregunto: ¿Qué buscáis? La respuesta de sus discípulos nos dice lo que ellos realmente buscaban: Rabí, que traducido es, “mi Maestro” [7] , ¿dónde moras?. Ellos se dirigen a Jesús con el nombre de Rabí, expresión hebrea que significa mi grande o mi dueño, y era utilizado por los discípulos como una muestra de respeto hacia sus maestros. No cabe duda que los discípulos buscaban a un maestro que los guiara en este mundo de tinieblas a la luz de la verdad. Aquí Jesús es presentado como el verdadero Maestro, aquel que tiene las respuestas a todas las necesidades del humano. Los dos discípulos anhelaban estar cerca de Jesús para aprender de Él y conocer el camino a Dios, no solo por un breve tiempo, sino de manera permanente, querían tener suficiente tiempo para contarle sus inquietudes y recibir de Él las respuestas. [8] Por eso deseaban saber dónde moraba. El Señor accedió y les dijo: Venid y ved. Fueron, y vieron donde moraba, y se quedaron con él aquel día; porque era como la hora décima. Jesús accedió y no los rechazo, como tampoco rechaza a todo aquel que lo busca de corazón sincero. Andrés caminó con Jesús, conversó con él, pasó el día con él [9] y quedó convencido de que él era el Mesías. El método de evangelismo de Andrés De acuerdo al texto, Andrés fue a buscar a su hermano Pedro con la emocionante noticia: “¡Encontramos al Mesías!”. [10] El no pudo quedar callado porque el mensaje de la salvación debe ser compartido. De igual manera el lugar primordial para testificar es la familia. Fue el lugar especial para Andrés, porque la salvación debe ser compartida con los parientes. Elena White lo confirma al mencionar que “Dios espera un servicio personal de cada uno de aquellos a quienes ha confiado el conocimiento de la verdad para este tiempo. No todos pueden salir como misioneros a los países extranjeros, pero todos pueden ser misioneros en su propio ambiente para sus familias y su vecindario”. [11] Andrés vivió para conducir a otros hasta Jesús. Según la tradición cristiana, pasó sus últimos días predicando en Grecia, donde fue apresado y condenado a muerte. [12] Durante dos días, estuvo colgado en una cruz en forma de X. Predicó el evangelio y muchas personas fueron conducidas a Jesús por su testimonio frente a la muerte. “Hacer amigos” El modo de evangelismo que utilizo Andrés fue la Amistad. “Hacer amigos” es la manera más efectiva a la hora de testificar por Cristo. Por lo tanto, no necesitamos ser extraordinarios oradores. Solo debemos aprovechar nuestro circulo de parientes y amigos y contarles “cuan grandes cosas ha hecho el Señor” [13] con nosotros. Con mucha frecuencia ponemos en marcha diversos planes evangelisticos con el propósito de “cumplir la misión”. Sin embargo, el ejemplo de Andrés nos enseña que antes de pensar en convertir a alguien, es necesario hacer un amigo, pues “muchos anhelan que se les manifieste simpatía amistosa”. [14] Esta forma de evangelismo deben enseñarnos “la importancia del esfuerzo personal, de dirigir llamamientos directos a nuestros Parientes, Amigos y Vecinos...” [15] Elena White lo vuelve a reafirmar esta manera de evangelizar al decir “La presentación de Cristo en la familia, en el hogar o en pequeñas reuniones en casas particulares, gana a menudo más almas para Jesús que los sermones predicados al aire libre, a la muchedumbre agitada o aun en salones y capillas”. [16] Conclusión No todos pueden llegar a ser un Pedro, pero todos podemos ser un Andrés. Él era una persona común, pero tuvo un encuentro personal con Cristo y llevó a otros a tener su experiencia con el Maestro. Andrés utilizo sin duda la amistad para hablar de Jesús. La amistad es el camino más efectivo por el cual las personas se hacen cristianas. La mayoría de los miembros de la iglesia tuvo su primer contacto con ella a través de parientes y amigos. Ser un Andrés no involucra métodos impresionantes de evangelismo. Ser un Andrés significa llevar a los parientes, a los vecinos y a los amigos a Jesús. Decirles: “Encontré al Mesías, ¡vengan y vean!”. Todos podemos ser un Andrés y practicar el evangelismo de la amistad. Dios todavía busca a personas como Andrés. Personas de corazón abierto y dispuestas a evangelizar en su círculo de vecinos y amigos. Dios nos llama para que seamos discípulos auténticos, y eso incluye nuestra sincera amistad con las personas. Hagamos amigos para Dios y muchas personas serán transformadas. Referencias: __________________ [1] «Hechos de Andrés». Desde "El nuevo testamento apócrifo". M.R. James. Traducción y notas al inglés. [2] Butler, Alban. The Lives of the Fathers, Martyrs and Other Principal Saints, Vol. III [3] MacRory, Joseph. "St. Andrew." The Catholic Encyclopedia. Vol. 1. Nueva York: Robert Appleton Company, 1907. 29 de octubre de 2012». Newadvent.org. 1 de marzo de 1907. Consultado el 6 de septiembre de 2013. [4] San Juan 1:35-40 [5] San Juan 1: 35-39 [6] Diccionario Bíblico Adventista, p. 236 [7] Mario Veloso, “Juan: Comentario Bíblico Homotético, contando la historia de Jesús Dios”, p. 150. [8] Alfonso Ropero (2010). “Andrés, el primer llamado». Mártires y perseguidores”, p. 193. [9] San Juan 1:41 [10] Elena White, “Servicio Cristiano”, p. 14 [11] San Marcos 5:19 [12] Elena White, “Servicio Cristiano”, p. 15 [13] Elena White, “Servicio Cristiano”, p. 153 [14] http://www.christiantoday.com/article/christians [15] Elena White, “Servicio Cristiano”, p. 15 [16] Elena White, “Servicio Cristiano”, p. 153
Enter the password to open this PDF file:
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-