"La Mediocridad como Sagrado" La región se viste de inocencia como un mendigo viste harapos: con la certeza de que nadie cuestionará el olor a podrido bajo la tela. Aquí, la mediocridad no es fracaso; es ritual. Se celebra en cada silencio cómplice ante los cuerpos anónimos en las carreteras, en cada risa nerviosa que sigue a la noticia del auto destrozado de algún funcionario. Nadie pregunta por qué. Nadie puede preguntar. Porque cuestionar sería romper el pacto: el pacto de que, mientras el f